Debido a la inclinación del eje terrestre la Tierra tiene
diferentes zonas climáticas, ya que los rayos del sol no inciden de igual
manera en todas las zonas.
Por tanto, en el Ecuador y los Trópicos la incidencia es más
perpendicular y directa, mientras que en las zonas polares los rayos llevan más
inclinación y tienen que traspasar mayor cantidad de atmósfera.
Además de la inclinación del eje, también influyen en el
clima el viento y las corrientes oceánicas.
La atmosfera ejerce un peso sobre al Tierra, una presión.
El viento es el desplazamiento horizontal del aire en la
superficie terrestre y se produce como consecuencia de las diferencias de presión:
el aire viaja desde las zonas de alta presión hacia las de baja presión.
En el Ecuador se recibe mucha energía, y éste se distribuye
a través del viento.
En esta zona el aire se calienta y asciende llegando hasta
la tropopausa donde se condensa el vapor de agua y cae en forma de lluvia (es
muy frecuente que en las zonas ecuatoriales llueva al mediodía).
Por tanto, el Ecuador se caracteriza por tener altas
temperaturas, bajas presiones (borrascas), y altas precipitaciones.
El aire, que se calentaba y ascendía en el Ecuador, viaja
hasta los trópicos en forma de viento seco. En esta zona, de anticiclón, son
muy comunes las bajas precipitaciones.
En los polos hace tanto frio que el aire cae sobre estas
zonas, dando lugar a altas presiones y pocas precipitaciones.
En las zonas intermedias nos encontramos con aires gélidos que
chocan contra los cálidos, quedando los primeros por debajo y haciendo que los cálidos
se enfríen y se condensen.
En cualquier latitud, si hay montañas se da el clima de
montaña.
La proximidad o la lejanía del mar también influyen en las
temperaturas, ya que éste se enfría y se calienta más rápidamente que la tierra
y por tanto éste suaviza las temperaturas
Además, las corrientes marinas influyen en el clima de las
zonas costeras.